Por Beatriz Russo
No hay que perder el hábito,
no hay que olvidarse, amar es obligatorio,
es un deber fisiológico,
amar para que los ojos no se nos den la vuelta
de mirarnos el ombligo,
amar para que nuestros brazos no se queden
raquíticos de no abrazar,
o amar para que por los suelos
no se arrastren caídos,
amar para que no se desgaste la misma mano
y llegar al fondo de la cuestión.
No hay que olvidarse, amar es obligatorio,
es un deber profiláctico,
amar para prevenir la hipocondría,
amar sanando el dolor ajeno,
amar para que fluya la corriente
y no se nos queden los líquidos estancos,
amar para entrenar al corazón
y subirle los biorritmos.
No hay que olvidarse, amar es obligatorio,
es un deber dialectológico,
amar para aumentar el vocabulario,
y traer antónimos, para que el odio y sus sinónimos
no sean mayoría,
amar para que el músculo de la lengua
no quede anquilosado,
amar para segregar saliva y pronunciar mejor
las consonantes bilabiales,
o amar para llevarles la contraria.
Pero repito, no hay que olvidarse
Pero repito, no hay que olvidarse,
amar es obligatorio, es un deber evolutivo,
amar para preservar la especie humana
de tener los ojos blancos, muñón de brazos
o manos descalzas,
amar, al fin y al cabo, para que siga viva la leyenda
de que una vez amamos los humanos.
About Me
9/02/2011
9/01/2011
Perfección
Te pedí. Te pedí con todas mis fuerzas y llegaste. Me las ingenié para crearte empalagosamente perfecto. Te moldeé no por días, ni semanas... sino por meses. Estuviste en mi taller privado varias veces en reconstrucción pues en horas de desaliento e ira, me descargaba en ti y te borré en más de 20 ocasiones. Unos días no quería saber de ti, otros te quería diferente pero de alguna u otra manera, por mas que intentaba modificarte fuiste tomando tu propia forma... Te creé tan perfecto que te me saliste de las manos... Te viciaste de orgullos y prejuicios así que intenté recordarte que tu propósito en este mundo y espacio era el de hacerme feliz, pero no lo aceptaste.
Se te metió la idea de que tal perfección también merecía la felicidad así que me dejaste. Fuiste a buscar alguien tan o más perfecto que tu. Y la encontraste, 2 o 3 veces, pero aprendiste que la perfección no es compatible con más perfección. Entendiste que el mundo es de complementos. Te rompiste un par de veces y regresabas a repararte. Yo nunca te cuestioné y te remodelé las veces que me lo pediste sin esperar nada a cambio.
Hoy, años después de tu creación, has comprendido que hasta la perfección duele. Te partiste tantas veces que estás algo desgastado, muchas de tus grietas se abrieron tan profundo que ya no tienen solución. Tus hendiduras; esas de donde otras perfecciones te tomaron para tirarte y botarte a un lado, quedaron irremediablemente tatuadas sobre tu silueta. Tu sombra se ve cansada y decepcionada de ti. Definitivamente no eres el mismo que alguna vez imaginé para mi. Ahora yo soy más perfecta que tú. Estás lleno de rencores y tirstezas. Tus articulaciones se han oxidado y no te permiten moverte bien.
Y aquí estás conmigo; esperando que encuentre un milagro para curarte, para regresarte ese brillo que alguna vez te fue natural. Pero no puedo... Ni quiero. Para mi cada esquina oxidada es hermosa. Cada hendidura está perfectamente colocada y cada lágrima es una oportunidad para hacerte sonreír. Entendí que la perfección se encuentra en querer las imprefecciones, me enseñaste sin darte cuenta que amar es compartir y entender los defectos... Y a la vez entendiste que la mayor perfección está en el entendimiento, en la comprensión, en la aceptación y en el apoyo. En todas esas cosas que componen el sentimiento más perfectamente imperfecto: El amor.
______________________________________________________________
Maricela Morlet
Se te metió la idea de que tal perfección también merecía la felicidad así que me dejaste. Fuiste a buscar alguien tan o más perfecto que tu. Y la encontraste, 2 o 3 veces, pero aprendiste que la perfección no es compatible con más perfección. Entendiste que el mundo es de complementos. Te rompiste un par de veces y regresabas a repararte. Yo nunca te cuestioné y te remodelé las veces que me lo pediste sin esperar nada a cambio.
Hoy, años después de tu creación, has comprendido que hasta la perfección duele. Te partiste tantas veces que estás algo desgastado, muchas de tus grietas se abrieron tan profundo que ya no tienen solución. Tus hendiduras; esas de donde otras perfecciones te tomaron para tirarte y botarte a un lado, quedaron irremediablemente tatuadas sobre tu silueta. Tu sombra se ve cansada y decepcionada de ti. Definitivamente no eres el mismo que alguna vez imaginé para mi. Ahora yo soy más perfecta que tú. Estás lleno de rencores y tirstezas. Tus articulaciones se han oxidado y no te permiten moverte bien.
Y aquí estás conmigo; esperando que encuentre un milagro para curarte, para regresarte ese brillo que alguna vez te fue natural. Pero no puedo... Ni quiero. Para mi cada esquina oxidada es hermosa. Cada hendidura está perfectamente colocada y cada lágrima es una oportunidad para hacerte sonreír. Entendí que la perfección se encuentra en querer las imprefecciones, me enseñaste sin darte cuenta que amar es compartir y entender los defectos... Y a la vez entendiste que la mayor perfección está en el entendimiento, en la comprensión, en la aceptación y en el apoyo. En todas esas cosas que componen el sentimiento más perfectamente imperfecto: El amor.
______________________________________________________________
I asked for you. I wished for you with all my strength and you came. I
managed to create you annoyingly perfect. I molded you not for days or
weeks… but for months. You were in my private workshop several times in
reconstruction because in hours of despair and anger I used you as a
lightning rod and erased you over 20 times. Some days I didn’t want to
know about you, some days I wanted you different, but one way or another
no matter how much I tried to modify you, you started to take your own
shape… I made you so perfect that you slipped through my fingers. You
got vitiated with pride and prejudices, so I tried to remind you that
your purpose in this world was to make me happy… but you wouldn’t accept
it.
You decided that such perfection also deserved happiness so you left me. You went out looking for somebody as perfect as you were. And you found her, 2 o 3 times, but you learned that perfection is not compatible with more perfection because it becomes a competition. You understood that the world is made of complements. You broke a couple of times and came back to get fixed. I never questioned you and repaired you every time you asked without expecting anything in return.
Today, years later of your creation, you’ve understood that even perfection hurts. You broke so many times that you’re a little worn out, many of your cracks opened up so deeply that there’s no way to fix them. Your slits, the ones where other perfections grabbed you from to throw you aside are irremediably tattooed over your silhouette. Your shadow looks tired and disappointed at you. You’re definitely not the same one that I once imagined for myself. Now I’m more perfect than you. You’re filled with grudges and sadness. Your joints are rusty and don’t allow you to move well.
And you’re here with me, waiting for me to find a miracle to cure you, to give you back that glow that once was natural to you. But I can’t… I won’t. For me every rusty corner is beautiful. Every crack is perfectly placed and every tear is an opportunity to make you smile. I understood that perfection is found in loving the imperfections, you taught me without knowing it, that to love is to share and comprehend the flaws… And at the same time you learned that the greatest perfection is in understanding, empathy, acceptance and support. In all those things that make the perfectly imperfect feeling of all: Love.
You decided that such perfection also deserved happiness so you left me. You went out looking for somebody as perfect as you were. And you found her, 2 o 3 times, but you learned that perfection is not compatible with more perfection because it becomes a competition. You understood that the world is made of complements. You broke a couple of times and came back to get fixed. I never questioned you and repaired you every time you asked without expecting anything in return.
Today, years later of your creation, you’ve understood that even perfection hurts. You broke so many times that you’re a little worn out, many of your cracks opened up so deeply that there’s no way to fix them. Your slits, the ones where other perfections grabbed you from to throw you aside are irremediably tattooed over your silhouette. Your shadow looks tired and disappointed at you. You’re definitely not the same one that I once imagined for myself. Now I’m more perfect than you. You’re filled with grudges and sadness. Your joints are rusty and don’t allow you to move well.
And you’re here with me, waiting for me to find a miracle to cure you, to give you back that glow that once was natural to you. But I can’t… I won’t. For me every rusty corner is beautiful. Every crack is perfectly placed and every tear is an opportunity to make you smile. I understood that perfection is found in loving the imperfections, you taught me without knowing it, that to love is to share and comprehend the flaws… And at the same time you learned that the greatest perfection is in understanding, empathy, acceptance and support. In all those things that make the perfectly imperfect feeling of all: Love.
Maricela Morlet
11/08/2010
Amémonos
(...)
Como en la sacra soledad del templo
sin ver a Dios se siente su presencia
yo presentía en el mundo tu existencia
y como a Dios sin verte te adore
Amémonos mi bien en este mundo
donde lágrimas tantas se derraman
las que vierten quizás los que se aman
tienen un no sé qué de bendición
Amar es empapar el pensamiento
con la fragancia del eden perdido.
Amar, amar es llevar herido
con un dardo celeste el corazón.
Es tocar los dinteles de la gloria
es ver tus ojos, es escuchar tu acento
en el alma llevar el firmamento
y es morir a tus pies de adoración
Como en la sacra soledad del templo
sin ver a Dios se siente su presencia
yo presentía en el mundo tu existencia
y como a Dios sin verte te adore
Amémonos mi bien en este mundo
donde lágrimas tantas se derraman
las que vierten quizás los que se aman
tienen un no sé qué de bendición
Amar es empapar el pensamiento
con la fragancia del eden perdido.
Amar, amar es llevar herido
con un dardo celeste el corazón.
Es tocar los dinteles de la gloria
es ver tus ojos, es escuchar tu acento
en el alma llevar el firmamento
y es morir a tus pies de adoración
8/20/2010
Validation
Una amiga me mandó por mail este video y me encantó, así que lo quiero compartir con ustedes. Espero terminen igual que yo con una sonrisa de oreja a oreja. Está en 2 partes.
PARTE 1
PARTE 2
PARTE 1
PARTE 2
8/07/2010
Todo fue una ilusión
Decirle a alguien que estas enamorado/a de esa persona es un halago, es probarle que hay algo en él o ella por lo que vale la pena crecer un sentimiento más fuerte; lo último que haces es reaccionar como si te hubieran ofendido, no te indignas, no te cierras, si realmente eres maduro y te importa esa persona lo último que haces es decirle que no quieres saber de ella. ¿No es más que claro que si no sientes lo mismo por esa persona no te debe afectar en nada? Una actitud madura sería decir: Está bien, tomate tu tiempo y podemos rescatar una amistad más adelante.
La verdad me da mucha tristeza darme cuenta que su reacción fue tan agresiva. En 5 minutos logró deshacer todos los buenos conceptos que tenía de él. Ahí es cuando me di cuenta que ha cambiado. En una situación similar hace tiempo reaccionó completamente diferente y ahora fue lo opuesto.
Recibí la peor respuesta de quien nunca lo hubiera esperado. Si, esa pesadilla que todas temen y que muy pocas viven de ser rechazadas de la peor manera y con la mayor indiferencia… esa la sufrí yo.
Nunca fue santo de devoción de mis amigos e incluso con ellos llegué a discutir por defender a un hombre que me despachó con la mano en la cintura. Me di cuenta que nunca le importé, que todo lo que hacíamos y lo que dijimos fue una enorme mentira porque en el momento en que realmente debía demostrar su madurez y su supuesto cariño por mí, lo único que hizo fue reaccionar como un hombre frío que no valoró todos los momentos de apoyo y felicidad que pasamos y que decidió hacer a un lado a la única persona que realmente lo comprendía y estaba dispuesta a apoyarlo hasta en la peor de las situaciones.
No estoy deprimida… estoy en shock, estoy anonadada de la manera en que me habló, como si le hubiera hecho la peor ofensa que pude pensar… Me dijo en 2 minutos con su actitud que nunca me quiso, que alejarse de mí le era irrelevante y que no soy ni remotamente importante para él. Que cuando me decía que me extrañaba no era cierto, que decirme que no tenia intención de perder mi amistad era broma, que el llenarse la boca con los demás diciendo que yo era en quien más confiaba era solo eso… habladuría… Sentí como si nuestra amistad hubiera sido tan falsa como las obras en las que actúa. Me sentí usada, como si hubiera estado conmigo por evitar la soledad, y todo lo que habíamos hecho el uno por el otro dejó de importar tan rápido como se tira un papel a la basura…
No puedo creer que no me extrañe, que seguramente está tan fresco como una lechuga mientras yo he pasado estos días tratando de explicarme su actitud. No creo haber pedido mucho… solo tiempo para desenamorarme de un hombre que no siente lo mismo por mí y la oportunidad de recuperar una amistad más adelante. Una amistad que yo creía era tan fantástica que valía la pena salvar…
…Odio la idea de no estar con él en su cumpleaños, de que él no esté en el mío, de no saber si podré felicitarlo a la hora que nació como siempre lo he hecho, de preguntarle cómo van las cosas en su casa, con su mamá, con su papá, de no escucharlo mezclar solo para mí, de pensar que no voy a ver a ese perro que tanto adoro… el gringo, el perro gringo…
Y pensar que creí que esta amistad nunca terminaría…
Tal vez si estoy un poco molesta… o sentida porque creo que no merezco que me trate como lo hizo… ¡No hice nada malo! No lo ofendí, no lo insulté, no lo agredí… mi error fue enamorarme de él, si, pero aun así no merezco que me trate así. Ni él ni nadie.
Cometí la estupidez de hablarle porque creía merecer una explicación y una respuesta a mis dudas… sólo obtuve un gran “no me importas”
Esa fue la respuesta a mis dudas… que la amistad mas única que creí tener realmente nunca existió.
La verdad me da mucha tristeza darme cuenta que su reacción fue tan agresiva. En 5 minutos logró deshacer todos los buenos conceptos que tenía de él. Ahí es cuando me di cuenta que ha cambiado. En una situación similar hace tiempo reaccionó completamente diferente y ahora fue lo opuesto.
Recibí la peor respuesta de quien nunca lo hubiera esperado. Si, esa pesadilla que todas temen y que muy pocas viven de ser rechazadas de la peor manera y con la mayor indiferencia… esa la sufrí yo.
Nunca fue santo de devoción de mis amigos e incluso con ellos llegué a discutir por defender a un hombre que me despachó con la mano en la cintura. Me di cuenta que nunca le importé, que todo lo que hacíamos y lo que dijimos fue una enorme mentira porque en el momento en que realmente debía demostrar su madurez y su supuesto cariño por mí, lo único que hizo fue reaccionar como un hombre frío que no valoró todos los momentos de apoyo y felicidad que pasamos y que decidió hacer a un lado a la única persona que realmente lo comprendía y estaba dispuesta a apoyarlo hasta en la peor de las situaciones.
No estoy deprimida… estoy en shock, estoy anonadada de la manera en que me habló, como si le hubiera hecho la peor ofensa que pude pensar… Me dijo en 2 minutos con su actitud que nunca me quiso, que alejarse de mí le era irrelevante y que no soy ni remotamente importante para él. Que cuando me decía que me extrañaba no era cierto, que decirme que no tenia intención de perder mi amistad era broma, que el llenarse la boca con los demás diciendo que yo era en quien más confiaba era solo eso… habladuría… Sentí como si nuestra amistad hubiera sido tan falsa como las obras en las que actúa. Me sentí usada, como si hubiera estado conmigo por evitar la soledad, y todo lo que habíamos hecho el uno por el otro dejó de importar tan rápido como se tira un papel a la basura…
No puedo creer que no me extrañe, que seguramente está tan fresco como una lechuga mientras yo he pasado estos días tratando de explicarme su actitud. No creo haber pedido mucho… solo tiempo para desenamorarme de un hombre que no siente lo mismo por mí y la oportunidad de recuperar una amistad más adelante. Una amistad que yo creía era tan fantástica que valía la pena salvar…
…Odio la idea de no estar con él en su cumpleaños, de que él no esté en el mío, de no saber si podré felicitarlo a la hora que nació como siempre lo he hecho, de preguntarle cómo van las cosas en su casa, con su mamá, con su papá, de no escucharlo mezclar solo para mí, de pensar que no voy a ver a ese perro que tanto adoro… el gringo, el perro gringo…
Y pensar que creí que esta amistad nunca terminaría…
Tal vez si estoy un poco molesta… o sentida porque creo que no merezco que me trate como lo hizo… ¡No hice nada malo! No lo ofendí, no lo insulté, no lo agredí… mi error fue enamorarme de él, si, pero aun así no merezco que me trate así. Ni él ni nadie.
Cometí la estupidez de hablarle porque creía merecer una explicación y una respuesta a mis dudas… sólo obtuve un gran “no me importas”
Esa fue la respuesta a mis dudas… que la amistad mas única que creí tener realmente nunca existió.
6/24/2010
Intolerancia
Paciencia, últimamente eso es lo que más me falta. Me pasa sin darme cuenta, cuando acuerdo ya contesté más fría que de costumbre. Mi mejor amigo me dijo que ando de tosca agresiva y no sé por qué. Claro que para sus pulgas él si me contesta y me repela como buen macho que se respeta.
Mi teoría es que me he tratado de enfocar tanto en no defraudar a mi nuevo jefe y hacer bien el trabajo que me aterra arruinar, que he descuidado todo lo demás. Pero cuando lo vuelvo a analizar, me encuentro tan amable como siempre con las personas con las que laboro y con mis seres cercanos no. También me di cuenta que este cambio llegó antes de que entrara a trabajar, así que aunque puede que ayude, esa no es la razón principal.
Cuando reacciono de mala manera con alguien me doy cuenta que esa Maricela siempre ha estado ahí y de alguna forma ha esperado el pretexto perfecto para salir y apoderarse de mí. Lo peor es que no me es en lo absoluto difícil ser así. ¡Me sale de lo más natural! Antes decir “no” era todo un problema y discusión conmigo misma, me costaba mas de lo que le costó a Moisés sacar a su pueblo de Egipto, ahora es lo más sencillo del mundo. Si digo no es no porque no quiero y ya. No hay poder humano que me haga cambiar de decisión ni tienen porque obligarme a algo que a mi nuevo carácter no se le dio la gana hacer. Yo que creía que tenía un corazón débil, ahora siento que solo pide a gritos y patadas que lo dejen en paz. No sé si tal vez se cansó tanto de una situación que está terminando con todas de una vez, o simplemente está pidiendo esquina, un descanso que la verdad se tiene bien merecido. Todos tenemos cosas que nos molestan de los demás, por ejemplo a mi me choca la gente negativa, depresiva, hipócrita y hostigosa, pero está en la cordura y madurez de todos saber manejarlas y soportarlas. Las mías parecen haber desaparecido. Mi madurez se durmió y mi cordura agarró una maleta y se fue a la playa. De por si soy conocida por tener poca paciencia, ahora llegué a un punto en que ni yo me aguanto.
La verdad admiro a veces a mis amigos por soportarme tanto, por eso con todo y todo tengo miedo. Miedo de un día ser tan cortante que termine rompiendo el corazón de alguien más, ya sea amigo, amiga, conocido, vecino, o trapero de la cuadra. No tiendo a disfrutar ese tipo de cruda moral, así como tampoco me gusta ver a mis amigos mal en cualquier aspecto…
La conclusión es que no sé qué me pasa. Deprimida no estoy, triste tampoco, estoy confundida, desesperada y a ratos molesta. Tengo temor de quedarme así, tal vez solo sea una etapa, tal vez este cambio de ritmo me esté cambiando por completo, entonces tendré que encontrar un balance entre los dos y no quiero. Bastante estrés ya tengo para ponerme a pensar en lo demás… Mi cabeza está hecha nudos y mi corazón ya no distingue pies de cabeza. Necesito una solución y no sé dónde buscarla… ¿Alguien la tiene? ¿Me la podrían pasar? Si me la brindan y no les digo gracias o les contesto mal… mándenme a la fregada, que seguramente lo tendré bien merecido.
Mi teoría es que me he tratado de enfocar tanto en no defraudar a mi nuevo jefe y hacer bien el trabajo que me aterra arruinar, que he descuidado todo lo demás. Pero cuando lo vuelvo a analizar, me encuentro tan amable como siempre con las personas con las que laboro y con mis seres cercanos no. También me di cuenta que este cambio llegó antes de que entrara a trabajar, así que aunque puede que ayude, esa no es la razón principal.
Cuando reacciono de mala manera con alguien me doy cuenta que esa Maricela siempre ha estado ahí y de alguna forma ha esperado el pretexto perfecto para salir y apoderarse de mí. Lo peor es que no me es en lo absoluto difícil ser así. ¡Me sale de lo más natural! Antes decir “no” era todo un problema y discusión conmigo misma, me costaba mas de lo que le costó a Moisés sacar a su pueblo de Egipto, ahora es lo más sencillo del mundo. Si digo no es no porque no quiero y ya. No hay poder humano que me haga cambiar de decisión ni tienen porque obligarme a algo que a mi nuevo carácter no se le dio la gana hacer. Yo que creía que tenía un corazón débil, ahora siento que solo pide a gritos y patadas que lo dejen en paz. No sé si tal vez se cansó tanto de una situación que está terminando con todas de una vez, o simplemente está pidiendo esquina, un descanso que la verdad se tiene bien merecido. Todos tenemos cosas que nos molestan de los demás, por ejemplo a mi me choca la gente negativa, depresiva, hipócrita y hostigosa, pero está en la cordura y madurez de todos saber manejarlas y soportarlas. Las mías parecen haber desaparecido. Mi madurez se durmió y mi cordura agarró una maleta y se fue a la playa. De por si soy conocida por tener poca paciencia, ahora llegué a un punto en que ni yo me aguanto.
La verdad admiro a veces a mis amigos por soportarme tanto, por eso con todo y todo tengo miedo. Miedo de un día ser tan cortante que termine rompiendo el corazón de alguien más, ya sea amigo, amiga, conocido, vecino, o trapero de la cuadra. No tiendo a disfrutar ese tipo de cruda moral, así como tampoco me gusta ver a mis amigos mal en cualquier aspecto…
La conclusión es que no sé qué me pasa. Deprimida no estoy, triste tampoco, estoy confundida, desesperada y a ratos molesta. Tengo temor de quedarme así, tal vez solo sea una etapa, tal vez este cambio de ritmo me esté cambiando por completo, entonces tendré que encontrar un balance entre los dos y no quiero. Bastante estrés ya tengo para ponerme a pensar en lo demás… Mi cabeza está hecha nudos y mi corazón ya no distingue pies de cabeza. Necesito una solución y no sé dónde buscarla… ¿Alguien la tiene? ¿Me la podrían pasar? Si me la brindan y no les digo gracias o les contesto mal… mándenme a la fregada, que seguramente lo tendré bien merecido.
5/27/2010
A vestir santos
Cuando era chica tenía millones de inseguridades. Poco a poco las he ido matando y aunque aún tengo muchas, definitivamente no soy la misma tonta de la secundaria a la que le hacían miles de bromas pesadas que solo terminaban convenciéndola de que era la más fea de todo el colegio. Claro que a esa edad ser la más fea del colegio es una catástrofe pues significa ser la más fea del mundo. No conocemos las dimensiones reales de lo que nos rodea y la persona que somos en la escuela es la que creemos que veremos frente al espejo el resto de nuestros días.
Afortunadamente no es así. Hoy en día no me considero ni una niña, ni la más fea del mundo. Tampoco estoy diciendo que soy más guapa que Jennifer Aniston o Megan Fox pero creo tener mi encanto… del cual últimamente he vuelto a dudar bastante.
Esa frase de “quedarse a vestir santos” me parece menos graciosa con el tiempo. Varias de mis compañeras de generación ya se han casado en el último año y eso me ha puesto a pensar. Sin afán de parecer engreída, no soy una persona que pase desapercibida. Sí, yo siempre he dicho que el gusto entra por los ojos y el amor por la boca. No es que te enamores de alguien cuando lo besas, sino que hablando se conoce la gente y las palabras tanto pueden hacer que alguien se enamore, como pueden hacer que ese gusto se vuelva a salir por donde entró. Regresando al tema la verdad yo misma me he sorprendido del físico de los chavos que voltean a verme. Soy de las mujeres que se ríe en la calle por las cosas que le gritan… y aun así sigo sola. Entonces definitivamente el físico no es ni lo principal ni lo es todo. Ahora; no me considero una mala persona y definitivamente no creo ser el tipo de mujer que disponga del corazón de un hombre solamente por diversión. A veces me paso de buena gente y por lo mismo soy muy enamoradiza y corro el riesgo diariamente de ser arrollada por un nuevo tren llamado hombre.
He tenido tantas y tan malas experiencias con los hombres, que llegué a un punto en el que inconscientemente me hice creer a mi misma que no tenía ya el derecho de pedir mucho del sexo opuesto. Que esta mujer en la que me he convertido es materia tan dañada que no merece pedir que alguien luche por ella.
Afortunadamente me di cuenta de que no es así. ¿Por qué si nunca he tratado a un hombre como plástico desechable, si no he besado a alguien sin pensar en las consecuencias de ello y si jamás he pensado siquiera en decir un “te amo” sin sentirlo, no puedo pedir a un hombre que me trate mínimo con el respeto y consideración con las que yo los he tratado a ellos?
La verdad es que yo sí creo en príncipes azules. Cuando me imagino a mi hombre ideal realmente pongo esfuerzo en ello. Algunos dirán que soy ingenua y pido mucho pero creo que a estas alturas y después de tantos golpes, solo pido lo justo: lo que la vida me ha enseñado a valorar en un hombre y lo que no he logrado encontrar en ninguno. Hay una frase que dice “la gente no sabe lo que quiere hasta que se los muestras” bueno en mi caso es al revés, he tenido tanta ausencia de ciertas cosas que se exactamente que esas son las que quiero. Pero el problema ya no es lo que yo quiero sino lo que los hombres buscan. Buscan una mujer que se haga la difícil pero que abra las piernas más fácil de lo que es abrir un refri, que tenga mil hombres alrededor porque seguramente alimenta su sentido de competitividad, que los trate tan mal como un leñador a un árbol, y que los deje siempre con ganas de algo más.
Definitivamente yo no soy así, tal vez esa es la razón por la que me quedaré a “vestir santos”. Por eso y porque pido mucho de un hombre. Ni modo, si esas son las razones que así sea. No pienso bajar la cabeza y buscar menos de lo que merezco, así como no pienso partir mi alma y dar más de lo que tengo. Ya no a menos que eso sea lo que reciba. Si ese es el precio que debo pagar, que traigan la tela y los santos que estoy lista para trabajar.
Afortunadamente no es así. Hoy en día no me considero ni una niña, ni la más fea del mundo. Tampoco estoy diciendo que soy más guapa que Jennifer Aniston o Megan Fox pero creo tener mi encanto… del cual últimamente he vuelto a dudar bastante.
Esa frase de “quedarse a vestir santos” me parece menos graciosa con el tiempo. Varias de mis compañeras de generación ya se han casado en el último año y eso me ha puesto a pensar. Sin afán de parecer engreída, no soy una persona que pase desapercibida. Sí, yo siempre he dicho que el gusto entra por los ojos y el amor por la boca. No es que te enamores de alguien cuando lo besas, sino que hablando se conoce la gente y las palabras tanto pueden hacer que alguien se enamore, como pueden hacer que ese gusto se vuelva a salir por donde entró. Regresando al tema la verdad yo misma me he sorprendido del físico de los chavos que voltean a verme. Soy de las mujeres que se ríe en la calle por las cosas que le gritan… y aun así sigo sola. Entonces definitivamente el físico no es ni lo principal ni lo es todo. Ahora; no me considero una mala persona y definitivamente no creo ser el tipo de mujer que disponga del corazón de un hombre solamente por diversión. A veces me paso de buena gente y por lo mismo soy muy enamoradiza y corro el riesgo diariamente de ser arrollada por un nuevo tren llamado hombre.
He tenido tantas y tan malas experiencias con los hombres, que llegué a un punto en el que inconscientemente me hice creer a mi misma que no tenía ya el derecho de pedir mucho del sexo opuesto. Que esta mujer en la que me he convertido es materia tan dañada que no merece pedir que alguien luche por ella.
Afortunadamente me di cuenta de que no es así. ¿Por qué si nunca he tratado a un hombre como plástico desechable, si no he besado a alguien sin pensar en las consecuencias de ello y si jamás he pensado siquiera en decir un “te amo” sin sentirlo, no puedo pedir a un hombre que me trate mínimo con el respeto y consideración con las que yo los he tratado a ellos?
La verdad es que yo sí creo en príncipes azules. Cuando me imagino a mi hombre ideal realmente pongo esfuerzo en ello. Algunos dirán que soy ingenua y pido mucho pero creo que a estas alturas y después de tantos golpes, solo pido lo justo: lo que la vida me ha enseñado a valorar en un hombre y lo que no he logrado encontrar en ninguno. Hay una frase que dice “la gente no sabe lo que quiere hasta que se los muestras” bueno en mi caso es al revés, he tenido tanta ausencia de ciertas cosas que se exactamente que esas son las que quiero. Pero el problema ya no es lo que yo quiero sino lo que los hombres buscan. Buscan una mujer que se haga la difícil pero que abra las piernas más fácil de lo que es abrir un refri, que tenga mil hombres alrededor porque seguramente alimenta su sentido de competitividad, que los trate tan mal como un leñador a un árbol, y que los deje siempre con ganas de algo más.
Definitivamente yo no soy así, tal vez esa es la razón por la que me quedaré a “vestir santos”. Por eso y porque pido mucho de un hombre. Ni modo, si esas son las razones que así sea. No pienso bajar la cabeza y buscar menos de lo que merezco, así como no pienso partir mi alma y dar más de lo que tengo. Ya no a menos que eso sea lo que reciba. Si ese es el precio que debo pagar, que traigan la tela y los santos que estoy lista para trabajar.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)