6/24/2010

Intolerancia

Paciencia, últimamente eso es lo que más me falta. Me pasa sin darme cuenta, cuando acuerdo ya contesté más fría que de costumbre. Mi mejor amigo me dijo que ando de tosca agresiva y no sé por qué. Claro que para sus pulgas él si me contesta y me repela como buen macho que se respeta.

Mi teoría es que me he tratado de enfocar tanto en no defraudar a mi nuevo jefe y hacer bien el trabajo que me aterra arruinar, que he descuidado todo lo demás. Pero cuando lo vuelvo a analizar, me encuentro tan amable como siempre con las personas con las que laboro y con mis seres cercanos no. También me di cuenta que este cambio llegó antes de que entrara a trabajar, así que aunque puede que ayude, esa no es la razón principal.

Cuando reacciono de mala manera con alguien me doy cuenta que esa Maricela siempre ha estado ahí y de alguna forma ha esperado el pretexto perfecto para salir y apoderarse de mí. Lo peor es que no me es en lo absoluto difícil ser así. ¡Me sale de lo más natural! Antes decir “no” era todo un problema y discusión conmigo misma, me costaba mas de lo que le costó a Moisés sacar a su pueblo de Egipto, ahora es lo más sencillo del mundo. Si digo no es no porque no quiero y ya. No hay poder humano que me haga cambiar de decisión ni tienen porque obligarme a algo que a mi nuevo carácter no se le dio la gana hacer. Yo que creía que tenía un corazón débil, ahora siento que solo pide a gritos y patadas que lo dejen en paz. No sé si tal vez se cansó tanto de una situación que está terminando con todas de una vez, o simplemente está pidiendo esquina, un descanso que la verdad se tiene bien merecido. Todos tenemos cosas que nos molestan de los demás, por ejemplo a mi me choca la gente negativa, depresiva, hipócrita y hostigosa, pero está en la cordura y madurez de todos saber manejarlas y soportarlas. Las mías parecen haber desaparecido. Mi madurez se durmió y mi cordura agarró una maleta y se fue a la playa. De por si soy conocida por tener poca paciencia, ahora llegué a un punto en que ni yo me aguanto.

La verdad admiro a veces a mis amigos por soportarme tanto, por eso con todo y todo tengo miedo. Miedo de un día ser tan cortante que termine rompiendo el corazón de alguien más, ya sea amigo, amiga, conocido, vecino, o trapero de la cuadra. No tiendo a disfrutar ese tipo de cruda moral, así como tampoco me gusta ver a mis amigos mal en cualquier aspecto…

La conclusión es que no sé qué me pasa. Deprimida no estoy, triste tampoco, estoy confundida, desesperada y a ratos molesta. Tengo temor de quedarme así, tal vez solo sea una etapa, tal vez este cambio de ritmo me esté cambiando por completo, entonces tendré que encontrar un balance entre los dos y no quiero. Bastante estrés ya tengo para ponerme a pensar en lo demás… Mi cabeza está hecha nudos y mi corazón ya no distingue pies de cabeza. Necesito una solución y no sé dónde buscarla… ¿Alguien la tiene? ¿Me la podrían pasar? Si me la brindan y no les digo gracias o les contesto mal… mándenme a la fregada, que seguramente lo tendré bien merecido.

No hay comentarios:

Publicar un comentario